Fuentes, Paz: el costo de la crítica (y fin de serial)

Disputas de antología que el tiempo ¿diluye? (Imágenes tomadas de letraslibres.com y nexos.com.mx).

 

He disfrutado mucho este largo serial “espulgoso” de Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes: crónica de una amistad (Ariel 2020), de Malva Flores. Llego al final con la onceava entrega, de las páginas 526 a 596.

Estamos en el largo periplo que la autora dedica a la crisis desatada por el ensayo de Enrique Krauze en contra de la literatura de Carlos Fuentes. El episodio del distanciamiento definitivo entre las puntas de la estrella. Rondamos finales de los años 80, con Carlos Salinas en Los Pinos.

En las páginas que restan de esta monumental obra, a la cual he sacado raja para referirnos al sector cultural vivido por los dos grandes autores mexicanos, es tal la velocidad que imprime la cronista a los acontecimientos, que las omisiones sobre ciertos hechos en los últimos años de vida del poeta y sobre todo del novelista, al ser comprensibles por el enorme esfuerzo de estructuración del relato, causan pesar.

La ausencia de esos episodios, tan presentes incluso en los años de la llamada Cuarta Transformación, le restan la fuerza concluyente que, al menos yo, esperaba tras trepidante historial. Y eso da cauce a que se aniden dudas sobre las decisiones de Malva Flores al resolver de esa manera el cierre de su libro.

En el centro, que era la suerte de final esperado, el tratamiento de las relaciones de Paz y Fuentes con el neoliberalismo, dicho en toda su extensión y significado. Para mi gusto era obligada esta valoración a detalle.

En un momento dado afirma la investigadora: “No se equivocó Paz, pero su aquiescencia o entusiasmo por las políticas modernizadoras de Salinas fueron un error que lo acompañaría hasta el final de sus días. Poco a poco fue dándose cuenta de ello, pero ya era demasiado tarde. En 1988 y hasta 1991, Paz se equivocó”.

Tal reduccionismo no libra de responsabilidad. Sin duda fue mucho más tiempo esa relación, como se sabe. Baste recordar lo que el gobierno de Ernesto Zedillo intervino en uno de los temas de interés del poeta, el Sistema Nacional de Creadores. Y qué decir de la intentona por darle cuerpo a la Fundación Octavio Paz, cuya génesis y desenlace no es precisamente de digna memoria.

Pero vayamos a las últimas páginas del libro, en las que Carlos Fuentes se va diluyendo.

 

Las condolencias. El poeta falleció en los años de gobierno de Ernesto Zedillo. (Imagen tomada de eluniversal.mx).

 

Cita de una carta de Octavio a Pere Gimferrer, del 12 de julio de 1988, días después de la aparición del lapidario ensayo de Krauze. “La reacción, previsible, no se hizo esperar: varios artículos de desagravio a Fuentes y otros de crítica acerba en contra de Krauze. Naturalmente, no han faltado los renacuajos que dicen –uno ya lo escribió- que se trata de una maniobra inspirada por mí para desacreditar a un rival aspirante al premio Nobel. ¡Qué infames! Jamás he ambicionado ese malhadado premio –es otra mi idea de la gloria- y nunca he movido ni moveré un dedo para tenerlo. Pero este incidente ha hecho más amargo mi regreso. No solamente he perdido a un amigo (inconstante y escurridizo, es cierto, pero también inteligente, generoso y cálido), sino que debo soportar callado las calumnias”.

Señala Malva Flores: “(…) pero la academia iniciaría, a paso de hormiga, un largo camino de reparación a Fuentes; desagravio que destacó no por analizar críticamente la polémica, sino por silenciar las palabras de Krauze”.

En los extremos, Vuelta y Nexos andan en el máximo esplendor de su confrontación. Dice la autora: “Para 1992, los grupos intelectuales reunidos alrededor de ambos escritores, incluyéndolo, tendrían su propio affaire durante la administración del presidente Salinas. La diferencia entre ambos grupos sería, como fue evidente durante la polémica que suscitó el Coloquio de Invierno, el aprovechamiento o no de los recursos públicos y la postura de los intelectuales ante las prebendas del Estado”.

En el repaso de los episodios vividos en los últimos años de la década del siglo XX, no cupo la revisión del grupo de Paz con Televisa, como fue asunto ejemplar el foro “La experiencia de la libertad”. Tampoco el vínculo con no pocos nichos de los gobiernos federal, estatal y municipal así como con numerosos corporativos industriales y célebres empresarios.

No hubo lugar para la ceremonia de creación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, ni para el surgimiento del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, acto presidido por el propio Octavio Paz, con un discurso singular.

Muchos otros eventos a los que se ligó el ya entonces Premio Nobel y de algunos de los cuales da cuenta de manera cruda Rafael Lemus en su libro -pareciera escrito como suerte de correlato- Breve historia de nuestro neoliberalismo. Poder y cultura en México (Debate, 2021), tampoco entraron en Estrella de dos puntas.

Si algo tuvieron Paz y Fuentes, es que fueron navegantes del sector cultural; estuvieron inmersos en esa etapa hoy en total descrédito que va de los presidentes Salinas a Calderón.

Cita del 11 de octubre de 1990, una respuesta de Fuentes a su amigo Miguel Ángel Gonzalo a propósito del galardón a Paz: “Nuestras relaciones son ahora malas, aunque yo lo he mandado felicitar por el Nobel. Tuvimos una larga amistad, pero a veces se cruzan cucarachas en el camino de la amistad. Cucarachas ambiciosas”.

 

La guardia de honor. El novelista murió en la administración de Felipe Calderón. (Imagen tomada de laopinion.com).

 

Resulta atractivo el recuento de Malva Flores sobre los encontronazos derivados del Coloquio de Invierno hacia 1996, a raíz de una nota de Armando Ponce en Proceso.

Es nuevamente la autora de Estrella de dos puntas en su relato: “En ‘La comedieta de Ponce’, Paz expuso sus diferencias con el reportero, señalando las diversas ofertas que el gobierno de Salinas, por conducto de Flores Olea, le había hecho para participar en su gobierno como embajador en España o en Francia como también la que, a través de Manuel Bartlett, le hizo para organizar en su honor un homenaje nacional e internacional o aquella que lo convertiría en el primer secretario de cultura del país, ofertas que rechazó”.

Sigue: “(…) negó haber solicitado la renuncia de Flores Olea, pero sospechaba que desde tiempo atrás se tenía contemplada su salida. Para mostrarlo especuló que, al haberle sido propuesta la creación de una secretaría de cultura que él encabezaría, era posible que el cambio de Flores Olea estuviera previsto antes incluso de la realización del Coloquio”.

Así veo el volumen, como un guion cinematográfico o como una pieza teatral para tenerte al filo de la butaca.

En el artículo “Mi amigo Octavio Paz”, publicado en Reforma el 6 de mayo de 1998, días después del fallecimiento, Carlos Fuentes escribió:

“Cuando, siendo director de la Revista Mexicana de Literatura, me llegó a las manos un ataque salvaje contra Octavio Paz, me negué a publicarlo.

-Entonces usted no cree en la libertad de crítica y de expresión –me dijo el autor.

-En lo que creo es en la amistad –le contesté-. Y aquí no se publican ataques contra mis amigos”.

En un tuit del 26 de julio de 2018, en la cuenta @CarlosFuentesOf manejada por su viuda, día del fallecimiento de la otra viuda, apareció una fotografía de ambas: “Londres, 26 de julio. Querida Marie Jo. No solo estás en paz. Amiga mía. Estás con Paz. Silvia Lemus”.

 


Relación de artículos sobre Estrella de dos puntas.

 

Espulgar un libro: Paz y Fuentes en el sector cultural, 2 de agosto.

 

Las becas de Fuentes y Paz, 5 de agosto.

 

Toma y tunda, Paz y Fuentes: “Atácalo, Helencitos”, 16 de agosto.

 

Andares de Paz y Fuentes; diplomacia, creación, grilla, 27 de agosto.

 

Y seguimos: Paz-Fuentes, emprendedores, no empresarios, 22 de septiembre.

 

Los poderes de Fuentes y Paz: literarios, políticos ¿económicos?, 7 de octubre.

 

Los dineros de Albina du Boisrouvray entre Paz y Fuentes, 20 de octubre.

 

Malva Flores se teje entre Paz y Fuentes, 27 de octubre.

 

“La sombra bienhechora” del Estado cultural entre los grupos de Paz y Fuentes, 3 de noviembre.

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