“Claudio ¿cómo se llama la capirujita roja?”.
Luciano (3 años).
Lo sentí como un enorme ramo de multitud de flores.
Un vasto jardín iluminado por la palabra. La inmensidad de los olores, texturas, y rostros de la infancia; paleta de niñas y niños en sus pupitres, en pasillos y patios de la hoy paralizada escuela.
Y con ellos, su maestro captando los dichos que son mariposas en ramillete para llevarlos a las páginas de un libro. El resultado es ¡Qué infantil! Más aburrido es sembrar lombrices volumen compilado por Claudio Martínez e ilustrado por Diego Martínez, puesto a circular de manera limitada por ediciones sin resentimiento (2020).
“Porno Vallarta”.
Ana (3 años).
“Nuestra única intención es publicar proyectos heridos y que necesitan un apapacho”, sentencian los editores. Se imprimieron 150 ejemplares, son 139 páginas.
Es un mano a mano de hermanos; Claudio, músico, compositor, roble en la docencia. Diego hace cine documental y por ello, ilustrar es cosa de narrativas visuales.
Acapulco según los niños:
Apulco, papapulco, atapulco, culco, capulco, salchapulco, panpulpo, nacapulco, cancanpulco.
Se indica en la presentación: “Me encantaría decir que esta publicación es el resultado de una expedición que perdió el camino y al desviarse llegó a un lugar que nunca se había descubierto; o que son las evidencias de una metódica investigación antropológica en alguna población con estructuras difusas y cambiantes, pero no es así”.
“En la música hay notas altas, bajas y meniadas”.
Inés (6 años).
“El recuento de algunas conversaciones con los pobladores de este lugar son lo que nutre esta publicación; pequeños diálogos de largo alcance, interesantes y sucintos, un cúmulo de gracia, sabiduría e invitaciones a la reflexión”.
“Mi papá siempre está trabajando para tener más peso”.
Leo (3 años).
“El espacio reúne cinco veces a la semana a un cúmulo de pobladores que va cambiando año con año. La población de este lugar es de estatura corta (como sus conversaciones) y de inmediatez emocional; del mismo modo que dejan escapar una carcajada, pueden convertirse en estandartes del coraje o precursores del llanto”.
La obra se divide en cinco apartados, todos ellos, un golpe de genio y humor.
1 Fallas geográficas.
-A ver, chimpancés
-No se dice chimpancés
-¿Cómo se dice?
-Chimpancingo
Ruy (4 años).
“Fui a las frutas de Cacahuamilpa”.
Demián (5 años).
2 Tangentes.
“Al sonoro rugir del camión”.
Szemelé (4 años).
3 Malhablados.
“Lety se rompió la mayúscula”.
Pau (4 años).
4 Lecciones de medio metro.
-¿Y esos piquetes?
-¡Ah! Me los pusieron de una mosca.
Vale (4 años).
Sabiduría de la inocencia
-Claudio, ¡yo ya me casé!
-¿Ah, sí? ¿Y con quién?
-Ya ni me acuerdo.
Mikel (5 años).
Los editores apuntan en la contraportada: “La enseñanza, la verdadera, implica sensibilidad y disposición también para aprender del otro. Claudio H. Martínez, en su tarea de maestro y ahora compilador, nos demuestra con este libro que son siempre los más pequeños quienes descubren otra forma de nombrar la realidad y con ello la facultad de imaginar otros mundos posibles”.
A ver si alcanzan ejemplar, sin duda un obsequio inspirador para estos meses difíciles.
Escriban a sinresentimientoediciones@gmail.com