En la revuelta del coronavirus, las comunidades culturales del país adquieren distintas expresiones. Una de ellas ocurrió la mañana de este jueves 28 de mayo, en el centro de Monterrey. De ella dio noticia en Facebook uno de los participantes, el periodista Celso José Garza Acuña, que es el secretario de Extensión y Cultura de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).Escribió que “con el propósito de solicitar que el sector cultural en México pueda reconocerse como lo que es: esencial, esta mañana de jueves participé en una convocatoria de los diputados federales (de Acción Nacional) por Nuevo León, Annia Sarahí Gómez Cárdenas y Hernán Salinas Wolberg, a la que asistieron representantes de organismos culturales y museos de la entidad, encabezados por Ricardo Marcos González, presidente de Conarte” (quien hace unas semanas dio una entrevista a este rosario a propósito del affair FONCA).
Señala Garza que es “una iniciativa muy importante porque es imperativo que el sector cultural mexicano pueda asumirse por parte de todos los niveles de gobierno y sociales como un sector esencial, de tal forma que su reactivación hacia y en la Nueva Normalidad ocurra en un corto plazo y paulatinamente dentro de todos los protocolos de seguridad sanitaria”. Sin duda, abunda el funcionario de la UANL “se requieren apoyos extraordinarios inmediatos y efectivos para rescatar empresas culturales y apoyar a los creadores artísticos y trabajadores en el sector”.
Guías para la enredadera
Resulta vital que el doctor Garza hiciera referencia al “Decálogo en defensa de la cultura”, que el pasado martes 26 de mayo, hizo público la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), con sede en España y de la cual México forma parte. Primero, por ser una autoridad de una universidad autónoma y segundo, por tratarse de la primera casa de estudios en hacer frente con sus pares en el estado, para asumir una acción colectiva de alcance local y nacional.
Por la importancia del decálogo y en virtud de la contundencia de sus pronunciamientos, los transcribimos a continuación.
“1 Declaramos que, para los Estados Iberoamericanos, la cultura debe ser considerada como bien de primera necesidad, incluyéndola entre los beneficiarios explícitos de todas las políticas y ayudas públicas.
2 Solicitamos el más decidido apoyo para el conjunto de artistas, instituciones y empresas del mundo de la cultura, si fuera preciso con ayudas especiales motivadas por las circunstancias que atravesamos, para hacer posible la mejor salida de la crisis, su sostenibilidad futura y el mantenimiento de puestos de trabajo dignos en el sector cultural.
3 Pedimos preservar el empleo cultural, los estatutos laborales y su protección social, buscando evitar situaciones de indefensión y potenciando su resiliencia ante las crisis.
4 Instamos a reforzar los modelos de colaboración público-privado para el desarrollo de la cultura y no solo para el desarrollo a través de la cultura. Es preciso mejorar los niveles de colaboración y cooperación entre los distintos niveles de gobierno público: local, regional, nacional e internacional.
5 Solicitamos también potenciar el papel del servicio público en la difusión y distribución de las culturas locales: crear apoyos especiales a los medios de comunicación tradicionales y a las nuevas plataformas digitales para que la ciudadanía pueda ejercer su derecho de acceso a la cultura, al conocimiento y a disfrutar de su diversidad.
6 Precisamos incentivar los procesos de cooperación cultural para reactivar los mercados durante y después de la crisis. Asimismo, hay que lograr una mayor movilidad de bienes y servicios culturales, creando medidas conjuntas que potencien el papel de los Estados como defensores de las industrias culturales y creativas de nuestra región y favorezcan su profesionalización.
7 El futuro va a ser cada vez más digital, en consecuencia, es necesario reforzar la digitalización de contenidos de las instituciones culturales iberoamericanas (como son museos, bibliotecas o archivos) y poner ese gran acervo al servicio de los ciudadanos a través de programas y equipamientos culturales, trabajando junto con otros sectores para acortar la brecha digital existente.
8 Pedimos que se potencie la presencia de la cultura en los centros educativos de cualquier nivel y titularidad, aportando dotaciones presupuestarias que mejoren los procesos de formación en artes, así como la cultura, para fomentar una ciudadanía iberoamericana crítica, resiliente y participativa.
9 Solicitamos profundizar los procesos de defensa de los derechos de autor y propiedad intelectual de los creadores y artistas iberoamericanos, así como establecer mecanismos que garanticen su retribución adecuada en el mundo digital, combatiendo las actividades de piratería y procurando preservar el derecho a la cultura para evitar así todo tipo de desigualdad en el acceso a la misma.
10 Finalmente, invitamos a apoyar el llamamiento que ha realizado un conjunto de destacados líderes políticos iberoamericanos para que, por imperativos éticos y económicos, las entidades financieras internacionales, la banca multilateral de desarrollo y la cooperación internacional, liberen fondos masivos para hacer frente a esta crisis y sus consecuencias, también en el ámbito de la cultura”.
Llamado de atención
Más allá de las directrices que la propia UANL ha venido adoptando en el contexto de emergencia sanitaria, de las implementadas por el Consejo de Cultura de Nuevo León, que preside Ricardo Marcos, y de las que vendrán después de este llamado en Monterrey, lo cierto es que el señalamiento de Garza es de enorme agudeza. No pocos estarán de acuerdo en la enorme validez del decálogo. También se podrá coincidir en que ni el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, en lo general, ni las secretarías involucradas en el organismo, la de Cultura y la de Educación Pública, en lo particular ¡han dicho nada al respecto de lo que han firmado como parte de la OEI!
En abundancia de lo anterior, al seguir las ligas informativas del decálogo, podrán darse cuenta de lo incluido por parte de México. Es sorprendente la incapacidad de comunicar adecuadamente lo que bien podría decir el gobierno como parte de un organismo internacional de tan larga trayectoria. Cierto, su pobreza no le pide mucho a la de otras naciones parte de la OEI.
Seguramente en los próximos meses, la llamada 4T irá por la separación de México de una gran diversidad de organismos multilaterales, por el costo que significan para el gasto público. Con estos papeles, será lo mejor.