Desde octubre pasado circula Perspectivas de la economía creativa 2022: panorama general, elaborado por la UNCTAD. Ofrece la vista global del fenómeno, así como algunas consideraciones sobre el periodo de la crisis del coronavirus. El documento cierra con algunas recomendaciones.
La fuente reitera datos conocidos: que sector cultural representa el 3,1 % del PIB mundial y que se calcula que, en 2020, los bienes y servicios creativos representaban el 3% y el 21% de todas las exportaciones de bienes y servicios, respectivamente.
Además, “los sectores cultural y creativo generan el 6,2 % de todo el empleo, esto es, casi 50 millones de puestos de trabajo en todo el mundo y emplean a más jóvenes (de entre 15 y 29 años) que otros sectores”.
Sin embargo, podemos leer, “la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto devastador en determinados sectores creativos y agravó las vulnerabilidades que ya presentaba antes”. Las estimaciones indican que, durante este período, “desaparecieron hasta 10 millones de puestos de trabajo en los sectores cultural y creativo, que sufrieron una contracción de 750.000 millones de dólares a nivel mundial en 2020”.
La UNCTAD alude a la sabida y hasta ahora insuperable dificultad de arribar a una plataforma única conceptual como estadística, ya que sigue pendiente formular una metodología adoptable por todo el orbe. Lo que no puede decir es que seguirá sin alcanzarse debido a que tanto a los países dominantes, como a los dueños de las grandes empresas creativas no les interesan esas mediciones universales.
Un ángulo relevante del informe indica que desde 2011, “las economías en desarrollo llevan exportando más bienes creativos que las economías desarrolladas”.
Pero la nota no es tan alegre ya que “un pequeño grupo de economías suma más de dos tercios de las exportaciones mundiales de bienes creativos. En 2020, China fue, con diferencia, el mayor exportador de bienes creativos (169.000 millones de dólares), seguida de los Estados Unidos de América (32.000 millones), Italia (27.000 millones), Alemania (26.000 millones) y Hong Kong (China) (24.000 millones)”.
En Perspectivas de la economía creativa 2022: panorama general no viene la situación por países. Nosotros podemos decir que, por lo que respecta a México, hay cierta información útil. Viene de la Cuenta Satélite de la Cultura que agrupa los miles de millones de pesos de importaciones y exportaciones de productos culturales.
En la serie 2008-2021 que se puede consultar en https://pasolibre.grecu.mx/fuera-mascaras-mucho-ruido-y-pocas-nueces/ advertimos que, de manera paulatina, las exportaciones pasaron de 11 mil 882 millones de pesos en 2008 a 25 mil 278 millones de pesos en 2021.
Los números sobre las importaciones son reveladores, tanto en el contexto de un fuerte desarrollo de la cultura digital, como por los efectos de la pandemia. Mientras que en 2008 se adquirieron productos por 52 mil 444 millones de pesos, en 2021 bajaron a 50 mil 532 millones de pesos.
Es sorprendente advertir la inercia del escaso crecimiento (otros dirán estabilidad) de las importaciones y el poco músculo de las exportaciones. En la suma, esos miles de millones resultan ridículos desde cualquier análisis a la vista de la economía en su conjunto.
Por lo que refiere a las recomendaciones, es evidente que México está lejos de cumplir muchas de ellas. Veamos dos casos: “Crear y modernizar el marco jurídico relacionado con la economía creativa, por ejemplo, elaborando una legislación en materia de economía creativa y actualizando las leyes de propiedad intelectual” y “Reforzar la capacidad institucional de los organismos públicos encargados de promover la economía creativa”.
La economía creativa mexicana es un mito genial.
El informe se puede consultar en: