El Informe Tributario y de Gestión del primer semestre de 2020, del Servicio de Administración Tributaria (SAT), confirma desde su arista que el gobierno dejó de recaudar en el sector cultural debido al parón de su actividad.
Un ejercicio a simple vista de la recaudación total por sector económico confirma las dimensiones de la merma. En una gráfica del informe se pueden ver los sectores que más inciden en el cultural y con ello hacer un tanteo del impacto de la crisis sanitaria al comparar las cifras con otros ámbitos de la economía en lo que refiere al Impuesto sobre la Renta (ISR), tanto de personas físicas como morales.
Es el caso del Sector 71 Servicios de esparcimiento culturales y deportivos y otros servicios recreativos, con una captación (redondeadas las cifras) de 3 mil 843 millones de pesos (mdp).
En tanto que el Sector 51 Información en medios masivos (donde encontramos parte de las industrias creativas y la cultura digital) registró 22 mil 381 mdp, así como el Sector 54 Servicios profesionales, técnicos y científicos sumó 73 mil 357 mdp.
En efecto, la baja captación de ISR en el primer semestre de 2020 del Sector 71 tiene que ver con el cierre de sus establecimientos y con la inmovilidad del cautiverio. También es cierto que no deja de sorprender la medianía (tirándole a la baja de captación) del Sector 51.
Para darse una idea, los sectores que más llevaron recursos al erario fueron el 31-33 Industrias manufactureras y 52 Servicios financieros y de seguros, con 164 mil 414 mdp y 123 mil 156 mdp, respectivamente.
Según el informe del SAT, los ingresos tributarios se ubicaron en 1 billón 748.8 mil mdp, siendo 54.7 mil mdp mayores con respecto al mismo periodo de 2019, lo que representó un incremento de 0.1 por ciento en términos reales en plena crisis sanitaria.
Se observaron incrementos tanto en el Impuesto ISR como en el Impuesto al Valor Agregado (IVA). El primero se ubicó en 968.4 mil mdp. En el IVA se registró una recaudación de 489.8 mil mdp.
La cosa se pone más interesante cuando se mira la distribución por tipo de contribuyente. Se tiene un universo de 79 millones 700 mil causantes.
Del total de contribuyentes activos con obligaciones fiscales en el periodo de enero a junio, dice el SAT, el 76.1 por ciento correspondió a sueldos y salarios, el 20.3 por ciento al resto de personas físicas, el 3.5 por ciento a personas morales y el 0.1 a grandes contribuyentes.
Así es la economía nacional y la del sector cultural: micro, pequeña y mediana, tan y como corroboran los Censos Económicos del 2019.
Pero resulta que la aportación del segmento de grandes contribuyentes ascendió a 903.0 mil millones de pesos, lo que represento el 51.6 por ciento de los ingresos tributarios totales. El SAT subraya que “es importante mencionar que los grandes contribuyentes retienen el IVA de los bienes y servicios gravados que venden, el cual es pagado por los consumidores de dicho bien o servicio, para posteriormente enterarlo al SAT”.
En esa perspectiva, recordemos que el PIB cultural es preponderantemente mercado. A cifras a 2018 es el 2.4 del 3.2 por ciento (el viernes 20 de este noviembre conoceremos la actualización al 2019).
En cuanto al IVA de personas físicas y morales, por el Sector 71 se recaudaron 101 millones de pesos y 2 mil 228 mdp, respectivamente.
Del Sector 51 fueron 144 millones de pesos y 26 mil 228 mdp respectivamente y por lo que se refiere al Sector 54, en las físicas 3 mil 094 mdp mientras que en las morales 47 mil 575 mdp.
Si bien el informe semestral del SAT no entrega un comparativo sectorial con el 2019, al final, el reduccionismo se impone: a menor actividad del mercado cultural, menos generación de impuestos, menos empleo.
Y que como arrojan las estimaciones del PIB de 2020 por sector al primer semestre, los sectores involucrados con la actividad económica de la cultura han sido de los más castigados por la pandemia. (Al respecto ver “Sector cultural: el fatídico segundo trimestre”, En el paredón del 3 de septiembre).
Cuento contado
Sabemos que una cantaleta de la vida mexicana es que hay baja recaudación y por lo tanto, se debe perseguir a quienes evaden sus responsabilidades fiscales.
En esta tarea la cuatroté neoliberal ha superado con creces a sus antecesores neoliberales. Se tiene que acabar con el paraíso fiscal mexicano en su propio territorio. Si esta demoníaca labor se hace de buenos o de malos modos, es lo de menos.
Si tras una eficiencia recaudatoria se demuestra el buen uso de esos dineros (se presumen 418 mil millones de pesos adicionales en nueve meses de este año), el infierno es el paraíso, ya que esto supone notable mejoría para todos. Esa es la franja oscura que ningún informe nos aclara, ni antes, ni después de los neoliberales (respectivamente).