Rezago social y competitividad;
¿Y en dónde la cultura?

Más de uno dirá, pues qué novedad hay en ello.

Es más, a nadie se le puede ocurrir una visión futurista donde aparezcan Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz y Puebla, en los primeros cinco lugares del índice de desarrollo económico a nivel nacional.

Al unísono, dirán los entendidos y otros no tanto, cuál sorpresa que sean esos estados, en el mismo orden, los de mayor rezago social en el 2020.

Es el liberal Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) quien acaba de corroborarlo. Hace unos días dio a conocer los resultados del índice que se elabora cada quinquenio desde hace dos décadas.

Pero (esos peros de peras a cuatro, caramba) nos advierte en la narrativa el organismo cuyo lema señala ferozmente a contrapelo del mandatario tabasqueño “Lo que se mide se puede mejorar”: “Es importante señalar que, si bien el Índice de Rezago Social (IRS) acumula veinte años de resultados quinquenales en el 2020, debido a la metodología empleada para su cálculo, no es posible realizar un análisis del comportamiento del índice o del grado de rezago entre los periodos disponibles”.

Con la pena, así lo heredaron los neoliberales.

Pero (los peros del olmo) tampoco hay asomo, en este índice, de una evaluación con respecto a los amplios programas sociales del lapso hasta ahora encabezado por el cuatroteísmo: son cosas de la ley que los rige.

De modo que por lo mismo, hay que arribar al lustro en 2025 para sacar ese lustre a lo sembrado con flores y palos por el régimen lopezobradorista (¿acaso hay otro? ¿qué dirá en ese año el nuevo mandatario?).

Sigue la cita: “Para este propósito el CONEVAL está estimando el Índice de Rezago Social comparable, el cual parte del mismo marco conceptual que el IRS publicado hasta ahora, incorporando una metodología apropiada para la comparación en los 20 años, es decir, de manera longitudinal. De esta manera, con los resultados del IRS comparable, será posible examinar la evolución del rezago social de las unidades territoriales de interés a través del tiempo, con el fin de poner a disposición del público información oportuna y pertinente para el diseño de políticas públicas que abonen al mejoramiento de la calidad de vida de las personas”.

Listo. A la página que viene.

Mientras llega el momento de escribir sobre ese compromiso que será (suponemos) realidad no maquillada, veamos algunos eslabones del IRS 2020.

Para tal efecto, veamos qué midió, teniendo como base al Censo de Población y Vivienda del 2020, elaborado por el neoliberal INEGI.

Son once variables de las cuales obtuvo porcentajes: 1, de la población de 15 años y más analfabeta. 2, de la población de 6 a 14 años que no asiste a la escuela. 3, de la población de 15 años o más con educación básica incompleta.

Cuatro, de la población sin derechohabiencia a servicios de salud. 5, de las viviendas particulares habitadas con piso de tierra. 6, de las viviendas particulares habitadas que no disponen de excusado o sanitario.

Siete, de las viviendas particulares habitadas que no disponen de agua entubada de la red pública. 8, de las viviendas particulares habitadas que no disponen de drenaje. 9, de las viviendas particulares habitadas que no disponen de energía eléctrica.

Décimo porcentaje, de las viviendas particulares habitadas que no disponen de lavadora y finalmente el 11, de las viviendas particulares habitadas que no disponen de refrigerador.

 

 

Digo y ustedes dirán

Si pocos pueden mostrarse sorprendidos con los cinco estados que lideran el sótano del Índice de Rezago Social (tipificado como grado “Muy alto”), tampoco podrán alegar casi nada con relación a quienes ocupan los principales lugares de los grados “Alto”, “Medio”, “Bajo” y “Muy bajo”.

En ese orden, van en alto Michoacán, Hidalgo, San Luis Potosí y Campeche. En grado medio Yucatán (¡!), Tabasco, Nayarit, Tlaxcala y Durango.

El grupo de grado bajo es el más nutrido y es donde uno encuentra las inesperadas inclusiones (con ustedes nos diremos): Morelos(¡!), Guanajuato, Estado de México, Baja California Sur, Quintana Roo, Zacatecas (¡!), Chihuahua, Querétaro, Sinaloa, Jalisco, Tamaulipas, Baja California, Sonora y Colima (¡!).

¡! significa que simplemente es ¡increíble! Yucatán, se vende como en grado Muy bajo y los otros territorios de lo nacional, el imaginario los tiene en grado Alto. Pero el pero es pera no olmo.

Cerramos con las cuatro entidades lejos del rezago social: Aguascalientes, Ciudad de México, Coahuila y Nuevo León: ¿sin peros?

El IRS da cuenta de cifras a nivel de municipios y localidades. Veamos el primer caso, donde de un listado de 10 municipios con el menor grado de rezago social, cinco son de la Ciudad de México, tres de Nuevo León y dos del Estado de México. En el listado de mayor rezago social citamos a Chihuahua con dos municipios y Chiapas con otros dos de la lista de 10.

Al asociar el rezago social con el sector cultural, las observaciones son ante todo especulativas, pues no contamos con un índice de rezago cultural o bien un índice de desarrollo del sector cultural nacional, por estado, municipio y localidad (esos son sueños guajiros).

A lo largo de los años, en distintos análisis, hemos insistido en estos escenarios cruzados. Según el grado de rezago social, se presentan tres variables.

Primera: entidades que en el contexto del rezago social gozan de acervos culturales poderosos, potentes, reconocidos, pero que evidentemente sirven de poco o nada para elevar el crecimiento económico.

Segunda: entidades que en el contexto del rezago social no tienen acervos culturales poderosos, como tampoco cuentan con sectores culturales potentes.

Tercera: entidades que en el contexto del rezago social cruzan la media de acervos culturales consistentes y acusan sectores culturales buenos a secas.

Pongamos en contraste los extremos y lo demás ustedes lo añaden.

-Aguascalientes contra Chiapas.

-Oaxaca contra Ciudad de México.

-Coahuila contra Guerrero.

-Nuevo León contra Veracruz.

Sin duda, todo esto tiene un toque dramático.

 

Las disparidades del desarrollo. (Imagen tomada del Índice de Competitividad Estatal 2021).

 

En la otra esquina

Si los juntan, sacan chispas.

También fue dado a conocer en estos días el Índice de Competitividad Estatal 2021 (ICE), que lleva a cabo del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). En el instrumento se mide “la capacidad de los estados para generar, atraer y retener talento e inversiones. Un estado competitivo es aquel que consistentemente resulta atractivo para el talento y la inversión, lo que se traduce en mayor productividad y bienestar para sus habitantes”.

El ICE tiene 72 indicadores y 10 subíndices con seis clasificaciones para integrar la competitividad en la república, a saber: Alta, Adecuada, Media alta, Media baja, Baja y Muy baja.

Por ahora, como otro medio de contraste al Índice de Rezago Social, así como en abono a las especulaciones de renglones atrás, citaremos los resultados de la tabla general de competitividad.

En los cinco últimos lugares Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Tabasco (¡!) y Tlaxcala.

En los cinco primeros lugares Ciudad de México, Nuevo León, Querétaro, Coahuila y Jalisco.

Y a la mitad de la tabla Nayarit y Quintana Roo.

Volver a las correlaciones entre los capitales simbólicos, los acervos culturales y la potencia de los sectores culturales nos ratifican un mapeo útil. También otorgan más claridades para sabernos lejísimos de “la cultura como un pilar del desarrollo”.

Una curiosidad por inclinaciones personales. Me resulta tremendamente revelador el ranking del subíndice relaciones internacionales. Aunque no lejos de las observaciones señaladas, es un golpe a los afanes internacionalistas de la patria mexicana.

Esos poderes suaves, tan, tan enclenques.

 

“El subíndice de Aprovechamiento de las relaciones internacionales (Relaciones internacionales) mide el grado con el cual los estados capitalizan su relación con el exterior para elevar su competitividad”, señala el IMCO con respecto a este contenido, por lo demás tétrico. (Imagen tomada del Índice de Competitividad Estatal 2021).
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