Los papeles del Auditorio Nacional; ¿rescate a la vista? (1)

El inicio de la faena a un costado del Casino Militar, a unos pasos del Campo Marte, en 1952, en el último tramo de la presidencia de Miguel Alemán. (Fotografías tomadas del libro 1952-2002 Auditorio Nacional. Sin autor).

 

En 2018, se presupuestaron ingresos por 569.1 millones de pesos.

El total de costos y gastos, se estimaron en 367.9 millones de pesos. Es decir, una utilidad de 201.2 millones de pesos.

Según los papeles en poder de Paso libre, dicha utilidad superó con creces la obtenida de los años 2013 a 2017 que fue, respectivamente, de 48.9, 31.5, 55.9, 48. 2 y 116.8 millones de pesos.

Sin ingresos en 2020 ¿toca a la puerta un rescate?

Las finanzas del Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional (FUAAN) son un secreto que decidieron guardar en la etapa “neoliberal”, como bien conservan los operadores de la cuatroté.

Como es un fideicomiso privado y a la vez mixto, solo las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México, de la Secretaría de Cultura federal, de Nacional Financiera y el puñado de empresarios que forman parte del Comité Técnico, saben cómo han sido las cuentas del recinto, que son responsabilidad del Coordinador Ejecutivo y Secretario del Comité en turno, Eduardo Amerena, quien fue designado en junio de 2016.

Si bien quien preside el Comité Técnico es la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto (la Vicepresidencia corresponde al Jefe de Gobierno), nada dicen saber en su dependencia. Tras negar su papel en la suerte de paraestatal que es el FUAAN, solo remitieron, en una respuesta de transparencia, a la empresa pública Servicios Metropolitanos (Servimet), quien según esta fuente, es el fideicomitente.

Solo que en la estructura de Servimet, no aparece.

El fiduciario es Nacional Financiera desde 1992, cuando se crea el fideicomiso, a la diestra del presidente Salinas, del regente Manuel Camacho Solís, y del titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar, tras la grandiosa remodelación.

El fideicomisario es el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) quien al lado del gobierno capitalino, reciben participaciones de los ingresos del Auditorio, así como un “lote” de fechas en el AN.

Solo que tampoco se sabe bajo qué criterios se reparten esos fondos y programación.

A través de transparencia, el INBAL entregó los montos transferidos en el periodo de 2012 a 2019, que sumaron más de 215 millones de pesos, con la aplicación que en el cuadro se detalla.

 

 

Otra solicitud se hizo a la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México: simplemente no respondieron.

Levantado en avenida Reforma en 1952, el primeramente llamado Auditorio Municipal, pasó de la administración del entonces Departamento del Distrito Federal, a la Secretaría de Educación Pública y de ahí al INBAL, quien es propietario del predio y del edificio.

El FUAAN tiene una estructura propia, con cuatro direcciones y ocho subdirecciones. Suman alrededor de 100 trabajadores y se dice que los salarios son tan buenos, que el Coordinador Ejecutivo supera los 200 mil pesos mensuales.

El mando directivo del fideicomiso lleva las correas cotidianas de la programación y los negocios de la empresa por lo demás exitosa al menos por venta de boletos. En 2019 reportó un millón 277 mil 839 entradas, ubicándolo en el primer lugar en recintos de su tipo, según Pollstar.

Se estima que entre el 40 y 50 por ciento de la programación es definida por OCESA, quien cubre reservaciones con anticipación. Si bien la mayoría de las veces el fideicomiso no juega como productor asociado de los espectáculos, a veces ha llegado a hacerlo: tampoco se pueden saber los resultados. De manera reciente, se señala su asocio con Grupo Radio Centro.

Han sido directores desde 1991 Manuel Elizundia, Pedro Baranda, María Cristina García Cepeda y Gerardo Estrada. A todos ellos, como a Eduardo Amerena, los ha propuesto quien preside el Comité Técnico; antes, los presidentes del Conaculta, después, la secretaria de Cultura.

Amerena, quien fuera Secretario Técnico del Conaculta y luego director del IMCINE, ambos cargos en la primera larga etapa de Rafael Tovar, fue promovido por el mismo Tovar en su tercera ocasión en el cargo, para sustituir a Estrada. Después lo ratificaron tanto García Cepeda como Frausto.

 

Tomando forma. La majestuosa estructura del entonces Auditorio Municipal, por estar a cargo del Departamento del Distrito Federal, fue culminada por el presidente Adolfo Ruiz Cortines.

 

El Comité Técnico sesiona cuatro veces al año. Se integra por 15 asientos, cinco para cada parte, Secretaría de Cultura, Gobierno de la Ciudad y empresarios. La lista de todos ellos, evidentemente, tampoco se conoce. Entre los privados se señalan en uno u otro momento a Carlos Slim, Alfredo Salem Slim, Gilberto Borja, Roberto Hernández, Cándida Fernández, Manuel Arango, Alejandro Soberón, Alejandro Ramírez, Gerardo Mancebo Muriel y Fernando Landeros. El arquitecto Teodoro González de León (1926-2016), quien al lado de Abraham Zabludovsky (1924-2003) concibieron la remodelación del bautizado coloso de Reforma, también llegó a participar del comité.

Además a cada sesión acuden representantes de Nacional Financiera, de la Alcaldía de Miguel Hidalgo y del despacho auditor externo.

Ubicado en la Unidad Artística y Cultural del Bosque, son parte del patrimonio del auditorio el estacionamiento subterráneo, El Lunario y la tienda, amén de la explotación de otros giros alrededor de los espectáculos, algunos de ellos objeto de polémicas (ver https://www.cunadegrillos.com/2019/02/20/eduardo-amerena-y-las-demandas-que-enfrenta-el-auditorio-nacional/).

El llamado Estacionamiento Ecológico, que sigue en pleito con los concesionarios, es asunto del Gobierno de la Ciudad.

Tras el aciago año 2020, muchos se preguntan si el Auditorio Nacional sobrevivirá a la crisis económica de la industria del espectáculo por falta de ingresos.

Si sus ahorros e inversiones, le dan garantías de reintegrarse al circuito una vez que se supere la emergencia sanitaria.

Si ante la debacle, tendrá que ser rescatado.

O si al tenor de lo que pregona la cuatroté, finalmente abrirán la historia financiera del recinto, a través de disilver el fideicomiso y operar una paraestatal sujeta a las normas de la Administración Pública Federal.

En la poda de los fideicomisos, el FUAAN salió por lo mismo ileso, como muchos otros del gobierno federal y no pocos del local, si a la larga lista de Servimet nos atenemos. Mantiene sus secretos bien guardados, ante la mirada complaciente del presidente López Obrador, de la Jefa de Gobierno, Sheinbaum y de la secretaria Frausto.

 

Los papeles financieros del FUAAN

La serie presupuestal 2013-2018 en manos de Paso libre, permite algunos atisbos al comportamiento financiero de los años recientes del célebre centro de arte y cultura.

El año de menores ingresos fue 2014, con 251.3 millones de pesos (mdp en adelante), mientras que los “costos y gastos” fueron de 219.9 mdp.

En 2015 se alcanzó lo que quizá es hasta ahora el techo de ingresos, con 579.2 mdp, siendo el 2018 -como previsión presupuestal- la suma de 569.1 mdp. En este año se dispararían los “costos y gastos” a 367.9 mdp con respecto a 2017 que fueron de 242.6 mdp, pero lejos de alcanzar los 523.3 mdp de 2015.

Aun cuando se puede observar la composición general del presupuesto sujeto a aprobación del Comité Técnico, por parte del Coordinador Técnico y Secretario del Comité, Eduardo Amerena para el 2018, y pese a que contamos con otros papeles informativos, no se pudo encontrar respuesta a estas variaciones.

Tampoco se especifican los criterios aplicados y los montos destinados de las utilidades al INBAL y al Gobierno de la Ciudad; no se enlistan las actividades realizadas, tampoco la lista de clientes o arrendadores del auditorio. No se puede saber cuánto se destina y por qué a proyectos artísticos “propios”. Menos aún se informa al Comité Técnico de los sueldos, salarios y prestaciones.

En ese sentido, para 2018, de los 367.9 mdp, se estimaron etiquetar para el “factor humano” 117.1 mdp, para “personal outsourcing”, 13.5 mdp, para “alimentos y bebidas” 27.1 mdp y para “servicio a promotores” 112.8 mdp, es decir, tan solo 4.3 millones de pesos menos de lo que suponemos es el pago de la plantilla laboral fija del Auditorio Nacional y el Lunario.

No deja de sorprender la cifra de ingresos por “aprovechamiento de inmueble”, que se contempló para 2018: la suma de 316.4 mdp, sobre todo si consideramos tres factores: el número de asientos disponibles (cerca de 10 mil), los (por lo general) altos precios de los eventos y los importantes patrocinios de los operadores.

Además, en contraste, el “factor humano” venía a representar más de una tercera parte del “aprovechamiento”, mientras que la “comercialización” se aprecia escasamente representativa en el conjunto presupuestal, con 51.1 mdp, cuando la “comisión por boletaje” se proyectó en 38.4 mdp.

 

Por escribir. No solo se trata de hacer transparente el FUAAN, también demanda un estudio de su inserción y contribución a la economía cultural del sector al que se debe. (Fuente: propia).

 

El Lunario, “el hermano menor”, previó obtener 39.1 mdp, de los cuales dos conceptos de sus “costos y gastos” le consumirían casi el 50 por ciento: “eventos Lunario” y “gastos Lunario” con 15.2 y 4.5 mdp, respectivamente.

Como parte de los papeles financieros en poder de Paso libre, también podemos citar los efectos del sismo de 2017. Cesaron actividades del 19 de septiembre al 4 de octubre, dejaron de asistir alrededor de 105 mil personas, se contrajo la expectativa operativa y por ello se dejaron de obtener utilidades por 17 millones de pesos.

Los documentos consignan, entre otros asuntos, la demanda judicial por el adeudo del cantante Luis Miguel por 2.3 millones de dólares americanos. Igual se informa de la contratación del despacho de Teodoro González de León para elaborar el Proyecto Ejecutivo “de un estacionamiento subterráneo bajo la calle del lado oriente colindante con el Auditorio Nacional y el Centro Cultural del Bosque”.

Como toda información incompleta, pero reveladora del mapa en el que se mueve un fideicomiso que la cuatroté no tiene interés en transparentar (¿será que lleve solo 72 horas hacerlo si estuviera la información en manos de la Secretaría de la Función Pública?), despunta un dato revelador.

Al 30 de septiembre de 2017, en “efectivo en caja y bancos”, hubo 422 millones 882 mil pesos. En el multicitado presupuesto de 2018, como en los otros papeles, no se hace alusión a saldos en cuenta como soporte o parte del patrimonio del FUAAN. Solo se citan 15.7 millones de “productos financieros”. (Ver segunda parte).

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