Esos mitos, esas ruinas, esos paisajes. Vaya que esta otra novedad (riqueza de planos sorprendentes que hemos reunido en este serial) es para quebrarse las entendederas en muchos pedazos. Los expertos y seguidores de los patrimonios cultural y natural tienen en esta desagregación bastante de qué preocuparse. La otra es, como alecciona el dicho popular, seguir fingiendo demencia.
Va de nuez: hubo cambio de año base en 2023. Pasamos de la línea del 2013 a la del 2018. Ello explica que por áreas generales el Patrimonio cultural y natural pasara de 1.5% del PIB del sector en 2021 al 6.7% en 2022. Bien. Se creció montones con el ajuste de marras. Pero (siempre los “prietitos en el arroz”) otra cosa es la composición de dicho porcentaje.
Antes los escasos arqueólogos de la estadística teníamos que hurgar en las matrices de la Cuenta Satélite de la Cultura para descubrir esos velos y teníamos que callar por temor a equivocar las cifras. Ahora, gracias a la buena colaboración del GRECU y el INEGI, en esta entrega podemos reverenciar esas entrañas con enorme facilidad. Digo hacer reverencia ya que el patrimonio cultural y natural es de lo más preciado en la figuración de lo nacional.
Como en tantas ocasiones habremos de insistir en la juiciosa lectura del que habite estas líneas, que al fin nosotros (Antonio Mier y yo) solamente damos unas pistas. Leamos: Trabajo voluntario en actividades relacionadas con el patrimonio con ¡51.8%! En efecto, hablamos de las personas que laboran en este segmento sin percibir salario, ni ayudas económicas. Es decir que, si fuera interpretado el porcentaje por accionistas de una empresa, tienen la mayoría y, por lo tanto, mandan.
¿A qué nos referimos? A que en el imaginario de lo mexicano este porcentaje que rebasa los 22 mil millones de pesos seguramente correspondería a lo que aporta el Patrimonio material del sector público (léase por sus siglas en español INAH e INBAL). Pues malas noticias: las casi 200 zonas arqueológicas abiertas al público, más lo que tanto nos enorgullece en inmuebles del siglo XX para atrás, con sus millones de visitantes, da para un 7.7%, es decir, 3 mil 300 millones de pesos del PIB del sector cultural al año 2022.
Como cereza de esta rebanada de pastel estadístico, vean, señoras, señores y señeres lo que se toma el Aporte de los hogares para fiestas tradicionales: un flamante 18.1%, casi 8 mil millones de pesos. Es el músculo portentoso de los dineros de las familias por la alegría de celebrar. No en vano en la composición del PIB del sector, la Producción cultural de los hogares se cifra en 0.4%, cuando la Gestión pública aporta el 0.2% y el mercado lo restante, el 2.3%, para sumar 2.9% al año de referencia, el 2022.
Eso mero: que siga la quebradera de cabeza al mirar este cuadro. El porcentaje de participación del Patrimonio natural del sector privado es más de dos veces de lo que considera el Patrimonio natural del sector público. Chao.