Comencemos por ir a la “Descripción de la base de datos” de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH, INEGI) 2022. Si milagrosamente alguno de los lectores fue encuestado, le agradeceré hacerme llegar lo que sintió cuando se abordó el segmento de Educación y esparcimiento.
Veamos ahora el cuadro de la ENIGH que refiere al gasto corriente monetario promedio trimestral por hogar y por grandes rubros de gasto.
Con estos elementos podemos atrever algunas observaciones a la luz de lo que es el sector cultural.
Por principio, sorprende que una vez más y a pesar de tener Cuenta Satélite de la Cultura (CSC) desde 2014, no se de un “empate” entre dicho instrumento y la formulación de lo que se pregunta en la ENIGH. Criterio que se puede ampliar si consideramos otras fuentes, como los módulos de lectura y sobre eventos culturales selecionados.
Por lo mismo, algo central tiene que ver con la conceptualización. Nuevamente se reduce el sector cultural en los hogares a las nociones de esparcimiento y recreación.
Infinidad de ocasiones hemos señalado que desde su origen, el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN) incorporó en dimensiones interconectadas, aunque inconsistentes, a los servicios de cultura, esparcimiento, recreación y entretenimiento.
Algo más. El avance en la CSC, como la evolución del sector cultural y su apropiación por parte de la sociedad, es innegable. Al igual que los cambios generados por la cultura digital. Por lo mismo en la encuesta se hacen innecesarios incluir no pocos artículos y servicios de recreación y esparcimiento.
Creemos que el INEGI sustenta su postura metodológica en que tal catálogo se debe a pobreza que persiste en el país; al retraso que implica la adquisición de ciertos bienes. Sin embargo, es evidente que la ausencia de otros insumos consubstanciales al equipamiento tecnológico en los hogares, limita la credibilidad del rubro de Educación y esparcimiento.
Un pendiente del cual me ocupé en el ya lejano 7 de septiembre de 2017 a propósito de la ENIGH de 2016 (interesados ver https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/ENIGH-el-sabor-de-la-ensalada-20170907-0136.html.
Expuesto lo anterior, lo que la ENIGH 2022 nos ofrece es la sensible baja del gasto corriente monetario promedio trimestral de los hogares en educación y esparcimiento.
Lo que tenemos es que en el año 2016 el monto fue 4780 pesos, en 2018 de 4742, en 2020 de 2619 y en 2022 de 3921 pesos.
Recordemos el ingreso corriente promedio trimestral por hogar: en 2016 de 63 mil 565 pesos, en 2018 de 60 mil 916, en 2020 de 57 mil 370 y en 2022 de 63 mil 695 pesos.
En porcentajes, Educación y esparcimiento pasó de 12.4% destinado en 2016 a 9.8% en 2022.
El siguiente cuadro ofrece el gasto corriente monetario promedio trimestral por hogar para los 20 principales rubros del gasto, también en pesos de 2022.
La baja se traduce en menos liquidez y suponemos una mayor búsqueda de acceder al esparcimiento a través de los subsidios públicos en el abanico de alternativas posibles. Los datos permiten comprender que el acceso a bienes y servicios culturales sigue siendo limitado en muchas capas de la sociedad mexicana.
Las cifras son dramáticas: en 2016 se lograron destinar a esparcimiento en los hogares 1055 pesos, en 2018 la cantidad de 966, en 2020 el monto de 482 y en 2022 de 753 pesos.
En suma, las luces son firmes por parte del INEGI. Alumbran con detalle lo que se vive en los hogares con relación a algunos aspectos del sector cultural y su imbricación en el día a día de las familias mexicanas.
No tenemos “la enchilada completa”, pero facilita el análisis, las posturas y sobre todo, ofrece elementos para el diseño de políticas públicas.
Los nubarrones son para ser disipados un día no lejano. Queda claro que, para las dimensiones del sector cultural, lo que incorpora la ENIGH es altamente limitado. Requiere de un replanteamiento tanto conceptual, como metodológico. Más telescopio y mucho más microscopio.
Seguiremos a la espera.