– Ya me dijo Valentín. Ya le dije que sí.
– En eso pensaba, Presidente. Es lo mejor, para nosotros resulta inalcanzable por la inversión.
– ¿Contento, Valentín?
– En esas condiciones vale la pena, Luis. Hace tiempo que tengo ganas de un proyecto cultural y de consolidar las relaciones comerciales con España. La sangre llama.
– ¿Aun cuando llegue a la presidencia AMLO?
– Hay margen de maniobra con él y con Marcelo que será el Canciller.
– De acuerdo, me encargo de que no te ponga peros, al fin no les costará un quinto.
– El convenio nos dará margen de maniobra, Luis.
– El Presidente está muy contento. Trataré de que coincida contigo en la apertura de la Casa.
– La Embajadora es muy eficiente. Inauguraremos antes de que concluya la administración.
– No te preocupes, Valentín, me dijo Luis con toda oportunidad. El Presidente López Obrador no tiene inconveniente, sólo haremos algunos ajustes al Comité Ejecutivo.
– Magnífico, Marcelo, espero coincidamos pronto en Madrid y qué mejor ver al Presidente.
De la respuesta de AMLO, esa mañana del 13 de octubre de 2021, vale citar:
“Cómo se va a ir a hacer una exposición en una asociación privada o semipública pagando, si existe la embajada”.
“Se están viendo todas las anomalías, porque son asociaciones, hay una parte que tiene que ver con empresas españolas, con el gobierno español y otra parte que tiene que ver con el gobierno de México”.
“Ofrecemos aclararlo y presentar todas las pruebas para corregir”.
Es evidente que el inquilino de Palacio Nacional no tiene clara la situación. El asunto se olvidó.
Se trata de un caso histórico para las relaciones exteriores de México, en particular para la diplomacia cultural mexicana y para las relaciones comerciales bilaterales.
Ha sido España, epicentro de Iberoamérica, el país de las convulsiones, reclamos y desencuentros del presidente mexicano, la nación donde tiene lugar el único caso de la concesión de un bien público que por derecho de reciprocidad le correspondía al gobierno, a un empresario que, de origen español, es el prototipo del hombre de negocios neoliberal en el tránsito del PRI y el PAN, así como incondicional en el apoyo de esas causas partidistas: Valentín Diez Morodo.
Inmensamente poderoso en lo económico, diplomático a sus anchas y con una red tanto de presencia como de intereses en numerosos consorcios, Diez Morodo firmó el convenio el 20 abril de 2017 con la entonces Embajadora Roberta Lajous Vargas, quien había llegado al cargo en noviembre de 2013. Lo hizo como Presidente de la Fundación Casa de México en España, creada apenas 16 días antes en Madrid.
La Casa fue inaugurada en medio del estruendo del cambio de administración, el 1 de octubre de 2018. Viajaron para la ocasión, entre otros, el Canciller Luis Videgaray, el Secretario de la SEP, Otto Granados, el Director del FCE, José Carreño y su hijo, al frente de ProMéxico, Paulo Carreño King.
El Presidente Enrique Peña Nieto visitó la edificación en el emblemático mes de abril de 2017, acompañado de la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda y de Carreño Carlón. El realce fue para la sede de la librería del FCE “Martín Luis Guzmán”, ya que el inmueble estaba en obras de remodelación.
La inversión de Valentín Diez Morodo para adecuar el recinto entregado por el Ayuntamiento de Madrid, no se sabe. En una nota del periódico El Universal, no desmentida, se cita un apoyo de 350 mil euros por parte de la alcaldía madrileña. La póliza de seguro exigida rondó los 5 millones de euros.
La Casa se ubica en el tradicional barrio de Chamberí, en la calle de Alberto Aguilera 20. Catalogado como patrimonio histórico, el inmueble obra del arquitecto Luis Bellido (1869-1955), tiene 2700 m2 y data de inicios del siglo XX, casi centenario. Antes de quedar a disposición del gobierno peñista, fue okupado por el colectivo Patio Maravillas.
Con esta cesión, se daba cumplimiento a la reciprocidad acordada entre los gobiernos de dos naciones. Se correspondía al fin, 15 años después, al espacio destinado al Centro Cultural de España (CCE) en 2002, en la calle de Guatemala, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
La cronología contenida en el Convenio, primero obtenido íntegramente por este reportero y después a través de transparencia en una versión restringida por una reserva de confidencialidad por 5 años del Anexo B, que refiere a las características arquitectónicas y de espacios del edificio, señala como punto de partida el Tratado General de Cooperación y Amistad, firmado en 1990. En efecto, bajo el impulso del gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
En dicho Tratado se incluye el promover la creación de institutos y centros de cooperación cultural. Lo que el Convenio omite es que dos años después, bajo la batuta de Víctor Sandoval al frente de los asuntos culturales de la Embajada (siendo el titular de la Misión Jesús Silva Herzog), el primer paso fue el surgimiento del Instituto Cultural de México.
Otra referencia importante que es omitida en el Convenio, implica que a la luz del Tratado y con motivo de los 25 años de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y España, en noviembre de 2002, abre sus puertas el CCE.
En el recuento se cita que, el 19 de julio de 2012, hacia el término de la gestión de Felipe Calderón, la Embajada de México, siendo representante Francisco Javier Ramírez Acuña, solicita el “ejercicio de reciprocidad” pendiente.
Luego, es hasta el 10 de diciembre de 2015 que la Alcaldía de Madrid, a través de la alcaldesa Manuela Carmena, ratifica la disposición de brindar un recinto. El 27 de enero de 2016, a partir de una serie de alternativas, la embajadora Lajous sugiere el inmueble de la calle de Alberto Aguilera 20.
Los trámites se suceden y en octubre de dicho año, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación formaliza el procedimiento. Se le otorgan los “privilegios e inmunidades” al recinto, mas no a sus ocupantes, salvo aquellos que estén acreditados como miembros diplomáticos. Al mes siguiente, el ministerio da su “beneplácito” para dar por saldada la cuenta.
Lo que sucede en el mes de abril de 2017 es asombrosamente vertiginoso. El día 4 se protocoliza la Fundación Casa de México en España; el 19 el Ayuntamiento de Madrid otorga la “Concesión demanial” a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la pieza jurídica clave del proceso de entrega del edificio, del proyecto cultural y empresarial a Diez Morodo. Al día siguiente, como se ha señalado, se firma el convenio.
La “Concesión demanial”, aplicable a muy distintos casos, permite encomendar a un tercero las obras, la administración y la operación del inmueble. Así, bajo las normas españolas, la cancillería mexicana acordó sentar el precedente: por primera vez en la historia, para que un bien público de política exterior fuera manejado por un particular.
En la trama, el Instituto Cultural de México, como se dice popularmente, “se quedó chiflando en la loma”.
Tras el recuento que da sentido al instrumento jurídico de la cancillería, se detallan los alcances para las partes involucradas. En lo elemental, la Fundación Casa de México en España adquiere todas las responsabilidades para llevar adelante sus fines: culturales, de fortalecimiento institucional y cooperación para el desarrollo, educativos y deportivos.
La Fundación, la cual seguramente tiene carácter de donataria en España, es respaldada por un Patronato cuyas características no pudimos conocer: sencillamente paga todo. El despacho del arquitecto Jaime Arena Cervantes se hace cargo de la remodelación; se asume la asignación presupuestal anual para llevar adelante las tareas operativas, laborales y administrativas. Además, la institución cuenta con facultades para negociar y suscribir patrocinios.
Puede a su vez, gestionar y administrar los recursos económicos que se generen por las actividades de la Casa, destinándolos al mantenimiento y gastos de capital. En el esquema destaca la concesión al Grupo Primo, operador del restaurante Puntarena, bajo la dirección del chef Ulises Monte de Oca. Los dueños son Federico Rigoletti, Arturo Argüelles y Roberto Craig.
También es sede de la tienda de artesanías Arewá (vocablo tarahumara), operada por Alejandra Díaz Conde a través de su empresa MIMA (Made In Mexico con Amor) y cuya curadora es Sofía Mariscal.
Con Fondo de Cultura Económica existe otro arreglo, para su punto de venta en ese espacio mexicano.
De igual forma, se establece que la Fundación debe contratar para el cargo de Director General a un mexicano, así como a los funcionarios que considere necesarios.
La responsabilidad recayó en Ximena Caraza-Campos (diversas notas periodísticas le señalan como “cuñada de Claudio X. González Guajardo”), cercana tanto al empresario como a las entonces autoridades de Relaciones Exteriores como de ProMéxico.
En el momento de su designación, Caraza llevaba tiempo radicando en Madrid por sus labores gubernamentales (alguna de ellas cuestionada), al igual que la Directora de Cultura, Susana Pliego, quien como colaboradora de Luis Videgaray, se había desempeñado en cargos de la Secretaría de Hacienda, de la cancillería y en la misma Embajada de México. La estructura operativa comprende cuatro direcciones. En algún momento se consideró a un Consejero Diplomático como parte del directorio, que fungiría como enlace permanente con la Embajada y el Instituto Cultural.
En abril de este 2022 se cumplen 5 de los primeros 10 años acordados en la concesión del Ayuntamiento y por ende en el Convenio, con derecho a otro plazo del mismo tiempo y renovable hasta por 50 años. La suerte de la Casa y de la misma Secretaría de Relaciones Exteriores están atadas a las decisiones del concesionario, quien puede retirarse bajo mínimas condiciones, mientras que la SRE carece de causales de legítimo interés nacional para suspender la concesión y retormar el recinto. Así es, de ocurrir alguna anomalía, la devolución es estrictamente a la Alcaldía.
Además de las actividades características de la cultura, como exposiciones, presentaciones de libros, conferencias, proyecciones de películas y talleres, la institución tiene dos acentos. El primero en una de las aficiones de Diez Morodo: “Adquirirá material deportivo para su cesión a deportistas y equipos”. No en vano se instaló la Cátedra que lleva el nombre de su padre, Nemesio Diez Riega (1909-2000), el programa Futbol y Más, así como se prometió en la firma un Observatorio Deportivo.
El otro acento son los programas de promoción empresarial, que van desde “redes” de talento, pasando por una plataforma de “aterrizaje” (coworking), hasta una incubadora.
Ante el grueso de actividades sobre los hombros del organismo, se pidió por transparencia y de manera directa al responsable de Comunicación los informes de labores, los programas de trabajo, los montos presupuestales, así como toda la información básica como indispensable para valorar el modelo de institución cultural.
A pesar de que el Convenio establece que dicho instrumento y su contenido son sujetos a la ley de transparencia y de que, el propio comité del área en cancillería determinó que sólo el Anexo B cuenta con una reserva de confidencialidad por 5 años, no fue entregada la información solicitada por ninguna de las partes.
Ximena Caraza-Campos tampoco quiso responder un cuestionario, como mucho menos se atendió la solicitud de buscar la atención del empresario.
En la Consejería Jurídica de la SRE solamente cuentan con una deficiente versión digital de la Memoria de Actividades de 2018-2019, en la que cita la realización de mil actividades y la asistencia de 150 mil personas.
La respuesta a la solicitud de información, sin embargo, deja entrever algunas inconsistencia relacionadas a la operación del Convenio, la Fundación y el Comité Ejecutivo. Se dice que “Es importante destacar que la Casa de México en España no forma parte de la estructura de la Embajada de México en España, por lo que ésta carece de funciones y atribuciones de supervisión de sus actividades”, cuando la inmunidad diplomática a la edificación le reconoce así.
Luego se indica que “En este sentido, esta Embajada hizo llegar el 15 de octubre de 2021 al Representante legal de Fundación de la Casa de México en España la solicitud de acceso a la información con número de folio: 330026821000243, recibida a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), para los efectos correspondientes, sin que se haya recibido una respuesta hasta el momento”.
La “coordinación” con la Secretaría de Relaciones Exteriores es un hecho jurídico, con derecho a voz y voto, salvo del titular de la Embajada que, en el absurdo, no tiene voto. El Comité Ejecutivo de la Fundación nació con 11 miembros, 5 por cada parte, más el Presidente del órgano, que es a la vez del Patronato y quien en ese modelo inicial tenía el voto impar para “zanjar” los empates.
Al iniciar sus tareas, por parte de la Fundación se designaron para acompañar a Diez Morodo a los señores Arturo Pérez Arredondo, Pedro Santamaría Noriega, Miguel Macho de Quevedo Gómez y Ricardo Paullada Nevarez.
Por Relaciones Exteriores, además de la Embajadora Roberta Lajous, participaron Lidia Camacho, Directora General del INBAL; Agustín López Loaeza, cabeza de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), Paulo Carreño King, titular de ProMéxico y María de Lourdes Berho Corona, directora del Consejo Mexicano de Promoción Turística.
Justamente la composición del Comité Ejecutivo ha sido el detonador de los dos convenios modificatorios, a los cuales se tuvo acceso por dicha solicitud de transparencia.
El primero se firmó un año después de creada la Fundación. El 10 de abril de 2018 se determina la sustitución de la directora general del INBAL, por el Director General de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Cultura. Por otro lado, se enfatiza que la SRE no tiene responsabilidad alguna en el ámbito laboral de la Casa de México. Se cambian, a su vez, los domicilios para las notificaciones legales, ambos en la Ciudad de México y no en España.
El segundo convenio modificatorio se firma el 18 de febrero de 2019, dos meses y días después de que AMLO asumiera la Presidencia y Marcelo Ebrard el despacho de Relaciones Exteriores.
Corresponde al subsecretario Julián Ventura Valero ser el signante, al lado de Valentín Diez Morodo. Tras la extinción de ProMéxico y del Consejo Mexicano de Promoción Turística (ambos presididos en distintos momentos por Caraza-Campos en Madrid), se acuerda tanto la incorporación del subsecretario, como la modificación del número de integrantes del comité. La cancillería asume seis miembros, siendo los otros cinco que acompañan a la Embajadora, el titular de la Unidad de Diplomacia Cultural, la subsecretaria de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura, el subsecretario de Calidad y Regulación de la Secretaría de Turismo y la directora de la AMEXCID.
Por parte de la fundación, el duodécimo integrante sigue siendo Diez Morodo, al final con el voto decisorio en cualquier controversia en razón de los estatutos.
Notas periodísticas del corresponsal de Proceso, Alejandro Martínez, y diversos testimonios apuntan a que la relación entre la Embajadora Lajous (quien dejó el cargo en febrero de 2020) y la Directora Caraza-Campos estuvo llena de tensiones. Se atribuyen justamente al modelo que para muchos es en la realidad agua y aceite.
Un enclave que acompaña al titular de la Embajada de México y dejar casi invisible al Instituto Cultural, de por sí en la precariedad, como demostró en 2021 el conflicto entre Enrique Márquez y Jorge F. Hernández.
Estamos ante una suerte de “aduana” si se quiere hacer negocios en España.
Es una Casa, también un centro cultural, un nodo de intereses del sector privado mexicano; un eje de recreación de la cultura mexicana, de encuentro con la cultura española. Igual funciona como suerte de representación de comercial, red social, punto de reunión para el diálogo, la discusión, así como para degustar afamada comida, comprar artesanías finas y hacerse de un libro.
Todo un portento de diplomacia pública y cultural privada gracias a una concesión del poder público.
La Casa abrió sus puertas con una exposición ofrecida por Fomento Cultural Banamex titulada Tres siglos de pintura en México. El hecho no fue gratuito. Diez Morodo es un empresario muy solicitado por los mismos de su especie. Colabora directamente con más de dos docenas de prominentes hombres de negocios, ya sea como parte de los consejos de administración, como socio o asesor.
Como sabemos, es el dueño del Club Toluca. Por igual es figura central del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE).
En la Memoria de Actividades que tuvo a bien entregar la oficina de transparencia de la Secretaría de Relaciones Exteriores, del periodo de arranque de 2018 a 2019, se presumen a los aliados. El presidente de la Fundación tiene un estrecho vínculo con Aeroméxico, Cinépolis, con los grupos Modelo, México, Dine, Kuo; con Kimberly Clark, Mexichem y AB InBEV. De España, cita se cita a la Fundación Iberdrola, quien se presume ha dado donativos a la institución.
De ese mínimo listado resaltan nombres: María Asunción Aramburuzabala, Claudio X. González, Eduardo Tricio, y el recién fallecido Alberto Bailleres. Otro personaje le acompaña en las experiencia filantrópica, Manuel Arango. La Fundación Valentín Diez Morodo, radicada en la Ciudad de México, reportó 50 millones de pesos en donativos en el ejercicio fiscal de 2020, según el informe de la Secretaría de Hacienda.
En la Memoria la lista de amigos es larga, como se presume la relación con los medios de comunicación y sus coberturas.
En el hervidero de actividades de la Casa de México en España, se señala otros propósitos ambiciosos, como el Observatorio portátil de literatura.
Un cabo suelto es la Biblioteca Octavio Paz. No queda claro por qué se desistió de la intención expresa de trasladar la misma que se encuentra en la sede de la Embajada y que es la del Instituto Cultural, con un acervo de 14 mil volúmenes.
Será que al realizar este traslado, el de por sí vapuleado Instituto se quedaría en cueros.
Carente el Instituto de una sede adecuada, sin titular del mismo, sin un nuevo titular del área de diplomacia cultural en la cancillería, con la llegada en semanas de un nuevo Embajador duramente cuestionado por el gobierno español, Quirino Ordaz, la Casa de México en España hace la talacha por los intereses de las naciones.
(Subrayado de la curiosidad: Alberto Aguilera… Valadez… Juan Gabriel).