Sexagenarios, septuagenarios, octagenarios… Avanza el siglo XXI. Nos suman décadas a muchos de nosotros. Las cuentas van también para el sector cultural. Los años 20 del siglo XX son del arribo de numerosos centenarios que le involucran: la Secretaría de Educación Pública, el muralismo, Radio Educación, el Banco de México, los Talleres Gráficos de la Nación, la guerra cristera y la lucha vasconcelista por la autonomía universitaria, entre otros.
En ruta a los cien años de persistencia, otros actores de nuestro devenir cultural anuncian celebraciones este 2023. No es ya si pertenecen al nacionalismo revolucionario, si son fruto de la etapa del autoritario PRI o producto de la genialidad de un desarrollo cultural para levantar la nación. Son y punto: no importa el cuatrotero gobierno en turno.
Son onomásticos de calado. El IMSS firma la legitimidad, con el joven Zoé Robledo, chiapaneco que será gobernador de su estado en un sexenio no lejano, de un patrimonio arquitectónico y teatral impresionante: edificios persistentes en su estirpe humanitaria y numerosa salas donde nuestra dramaturgia ha tenido extraordinarios logros, atentos a la renovación inacabada de sus vocaciones.
El alcance es también cinematográfico. Sin mucho ruido y con muchas nueces, se recobra en estos días el legendario cine Linterna Mágica, en la Unidad Independencia, al sur de la Ciudad de México. El túnel del tiempo se impone más allá de conservadores y liberales. Es la herencia del presidente Adolfo López Mateos y del gestor cultural Benito Coquet.
Se le ha querido sacudir, pero es imposible, y así lo asume, en entendederas de encomio, Zoé Robledo. El IMSS tiene un ingrediente cultural de orgullo. Es de esperarse que la conmemoración octagenaria el instituto ponga al día su acervo.
Fruto de esos lustros de actividad teatral endemoniada, es el maravilloso escritor Salvador Novo. En lo que fueron sus dominios en Coyoacán, en la calle de Madrid 13, en 1953 creó el teatro La Capilla. Todo un empresario cultural. En esa casona se montó un magnífico restaurante. Un lugar favorito de la comunidad cultural. Ahí nos agasajaron cuando, en 1983, un grupo obtuvimos la beca Salvador Novo del Centro Mexicano de Escritores, a partir del feidecominos por él creado.
La Capilla celebra 70 años de empeños teatrales. No va sola, tras un largo, heroico y venerable trayecto. Es el asiento del revolucionario arte dramático de Jesusa Rodríguez. Ahí se instaló El Hábito, el cabaret que tanto disfrutamos con ella y Liliana Felipe, con una pléyade de acólitos. En El Vicio, con las Reinas Chulas, ha tenido una digna pero limitada reverberación.
Y retiemblen en sus centros la tierra al sonoro rugir de Carmen Romano de López Portillo. Los años pasan y su figura resplandece, ninguna esposa de consorte presidencial se le empareja.
La compañera del presidente mexicano de 1976 a 1982, fue decisiva para que, con el gran maestro Fernando Lozano, se fundara la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) en 1978. Conmemora 45 años contra viento y marea: para nadie es un secreto sus plenitudes como sus muy largos periodos de enorme abandono.
Tiene por sede, cosa curiosa del indomable destino simbólico, lo que fue una sala de esplendores de la cinematografía nacional. Se llamó IMAN La Pirámide (adyacente, sabemos, al sitio prehispánico de Cuicuilco y de la ENAH). A la fuerza convertida en sala de conciertos, sostiene con entereza un catálogo musical que demanda mejores condiciones.
Como podemos advertir, más allá de la supuesta pugna de bandos en el diario nacional, persistirán los legados. Otros y los demás, hemos construido un historial del sector cultural. A conmemorar los acervos aun se encuentren en los huesos.