1 En cualquier papel asumido, la celebración de la Mondiacult impuso un rigor que no fue fácil enfrentar. Tras la faena para acreditarse o inscribirse al evento vino el ejercicio de elección a partir de la agenda. No todo era para cualquiera. La segmentación es obligada. También es cierto que en distintas actividades se impidió el acceso, cuando debieron ser públicas.
2 Acreditarse en un hotel de abolengo como el Camino Real de Polanco. Rapidín el lunes 26. Tenía años que no rondaba por esas instalaciones. Muchos recuerdos.
3 Quién puede negar el encanto de Audrey Azoulay, la titular de la UNESCO. Su manejo durante el acto inaugural, impecable. Juguetona, firme, elegante. Uso de tres idiomas. En el cuarteto femenino de esa mañana en el Auditorio Nacional, lo penoso corrió por cuenta de Claudia Sheinbaum, no por Beatriz Gutiérrez Mueller. Invitada a dar un mensaje, la jefa de Gobierno dijo que no estaba al tanto, que no llevaba nada preparado. Por cierto, Alejandra Frausto lució unos párpados con exceso de maquillaje.
4 El despliegue de seguridad en la jornada de apertura el miércoles 28, impuso a los medios de comunicación una inusual cita en la glorieta de la Diana Cazadora. Reunirnos ahí a partir de las 7 de la mañana, para trasladarnos en camionetas y autobuses escoltados al Auditorio Nacional. Matar el tiempo en el Lunario para ingresar al balcón de prensa. El jueves y viernes eso quedó atrás.
5 La estampa siempre será conmovedora. Agudizar la vista para corroborar las diferencias de la humanidad representada en el Complejo Cultural Los Pinos. También, el que ya muy pocos se preocuparon por llevar el cubrebocas.
6 El caso es que no accedí a la lista de los ministros participantes. Tampoco al de las delegaciones. Mucho menos al del numeroso grupo de mexicanos invitados, sabe cuántos, que participaron en las sesiones especiales desarrolladas en paralelo a las rondas ministeriales. En el caminar por el complejo, fue un gusto saludar a algunas amistades. El efecto muégano de siempre.
7 Los idiomas imponen abismos. La labor de los traductores en los foros fue encomiable. Sin embargo, uno asume que las versiones son parciales, accidentadas. Eso pasa por no saber al menos inglés. Igual fueron terribles las fallas de los aparatitos. Durante la clausura, no más no jalaron.
8 De los ministros que pude escuchar, me impresionó el coreano del sur. Su dependencia no sólo lleva cultura, también deportes y turismo. Bella combinación. Sentí un golpe de futuro negado: el hombre habló de inteligencia artificial, de metaverso, de cultura digital, de propiedad intelectual, de procesos creativos para la oportunidad económica.
Un vistazo a la intervención de la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay.
9 La intervención del coreano operó a la vez como una profunda zanja. La Mondiacult no podía evitar el ventaneo de las asimetrías. Uno tenía que asimilar rápidamente las disparidades entre los países desarrollados en contra de aquellos con enormes retrasos. Un mundo inequitativo en políticas culturales, en economía creativa, en todo.
10 Llegó el turno del ruso. Postuló la discriminación a sus artistas por parte de las naciones que se oponen a las acciones de su gobierno en Ucrania. Presumió, incluso, que ellos no habían coartado la libertad de otros países en su territorio. La respuesta, como registraron la prensa, vino por Alemania y Reino Unido. En contraste, en otro momento, la ministra de República Dominicana pidió poner atención al drama que no deja de vivir Haití.
11 Alejandra Frausto llegó sonriente, triunfal, a su participación ministerial. Prefirió inyectar dosis de la cuarta transformación a los oyentes en los cuatro minutos fijados, en lugar de exponer lo que el tema convocaba: políticas culturales “renovadas y reforzadas”. Dijo que estábamos en lo que había sido una cancha de tenis privada, cuando al final, era bien público en uso presidencial. Todo se redujo al programa de cultura comunitaria.
12 En esto de las intervenciones de los ministros, cabe agregar al de Canadá. Señaló la vieja batalla por acotar los dominios de las grandes empresas tecnológicas y de entretenimiento en su país. A su lado, la responsable cultural en Quebec. Nos quedamos con las ganas de saber más.
13 Dicen que en este tipo de citas, en tanto la UNESCO como otros organismos internacionales promueven infinidad de reuniones, lo más crucial ocurre en secrecía; en las fiestas, en los pasillos e incluso en las habitaciones. En algún rincón quedó el papel de los Estados Unidos.
14 El jueves 29 fue el día de las rondas sobre economía creativa. Fueron un gran fiasco. Llamaradas de petate. Iba con la urgencia de tomar notas sobre datos duros de los países participantes; de aspirar algún aroma de las naciones en ese terreno. Nada. Una oportunidad perdida.
15 Varios factores determinan la capacidad de escuchar, tomar notas y valorar lo que es útil a tus causas como periodista. Por ello no estuve del cabo a rabo, del amanecer al anochecer. La mañana del viernes, llegué justo a las 10, la hora de la clausura. Tampoco me quedé al espectáculo final, ni a la convivencia del triunfo.
16 Del ceremonial de cierre, la unanimidad sin sobresaltos en torno a la declaración de la Mondiacult. También la postura de numerosos países en contra de Rusia y su salida del pleno al intervenir su representante. La ausencia de Juan José Bremer en el presídium. La falsedad de Marcelo Ebrard al citar una diplomacia cultural inexistente. Y la intervención del compositor Arturo Márquez, cuyo discurso dejó el sabor de quien tuvo que leer algo que no era suyo.
Una mirada al cordón de seguridad en el Auditorio Nacional el día de la clausura de la Mondiacult.
17 Alguien suelta que en eso del Objetivo 18 del desarrollo sostenible, se debió presentar un avance de su contenido, algo convincente frente a los otros 17. También la ruta crítica a seguir para convencer a quien hay que alagar para que se incorpore. Escuché risas.
18 Suponemos que las empresas que apoyaron la realización de la conferencia mundial, lo hicieron felices. Oportunidad de oro para saberse parte del engranaje de la UNESCO, como de la 4T. Durante la conferencia de prensa posterior a la apertura, como en la ceremonia de cierre, Alejandra Frausto leyó con énfasis los nombres de Huawei, Netflix, FEMSA, Expansión, Telmex, Lincon, TV Azteca, Cielito, HONOR, Casa Dragones y José Cuervo. Además de la CFE, el Banco de Desarrollo de América Latina y el ministerio de Arabia Saudita. En secrecía, lo que en dinero eso significó.
19 Por julio de 2021, al anunciarse los pormenores de la cumbre cultural, en una colaboración en este sitio del GRECU, expresé mi desacuerdo con la sede otorgada a México. Lo realizado por el régimen en el sector, no era garantía de solvencia. Nadie haría caso a mis razones, por supuesto; era motivar una reflexión, en ese entonces, a tanta distancia. Ya vemos los resultados.
20 Al concluir el cónclave de una muy comprensible inmensa minoría, quedan ciertas certezas. Una de ellas es que, para los saberes y experiencias mexicanos en los territorios del sector cultural, la reunión fue desaprovechada tanto para mostrar el músculo intelectual como para enriquecer los procesos internos de la vida cultural del país.
21 La Secretaría de Cultura sin duda fue un gran anfitrión. Nadie pone en tela de juicio su empeño y el de los muchos involucrados en su realización. Los invitados se habrán ido felices. La UNESCO estará muy contenta… ¿Todo como anillo al dedo?
22 El gobierno gastó el dinero que pudo, pidió a distintas empresas que le ayudaran a cubrir frentes y atajó con eficiencia las inconformidades para proyectar una armonía institucional como social.
23 Ahora toca esperar, dicen, unos cuatro años para una cita similar. También la oportunidad que brinde la Cumbre del Futuro de las Naciones Unidas. Aguardar unos meses para medir efectos y programar más acciones derivadas de la declaración final. Cuando llegue a su fin la administración de López Obrador, la de Frausto y la de Ebrard, sabremos lo que la Mondiacult le dio a la nación.
Ministros y delegados vuelven al pleno de la Mondiacult, el día de la clausura, tras manifestarse en contra de Rusia por la invasión a Ucrania y por el daño perpetrado a su patrimonio cultural.