La energía que reunió la querida Miriam Kaiser la noche del jueves 20 fue sensacional. Una Sala Ponce del Palacio de Bellas Artes colmada de adoradores de su trayectoria. Seguidores con sus afectos convocados también por la gurú y reportera cultural Angélica Abelleyra, dueña de una trayectoria impecable, orgullo GRECU y de este Paso libre.
Mucha felicidad por la aparición del libro biográfico Miriam Kaiser: Una guerrillera por amor al arte. Atisbos de la gestión cultural en México, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Son 372 páginas pletóricas de un saber que se vuelve crucial en estos tiempos mexicanos del siglo XXI dominados por la llamada cuatroté.
Ahí estábamos los kaiserianos en la emblemática sala. El subdirector general del INBAL, Héctor Romero-Lecanda, con un pliego de anécdotas a cuestas, afable y cadencioso, conduciendo el cónclave que desde la primera fila compartía la directora general Lucina Jiménez.
Tras las intervenciones de Abelleyra, justa, redonda, apropiada y animadora a la lectura y del entrañable Luis Rius Carso, por la voz de Lluvia Sepúlveda Jiménez, coordinadora nacional de Artes Visuales del instituto, llegó el turno a Alfonso Miranda Márquez, director del Museo Soumaya.
De manera inteligente, oportuna y aprovechando bien el viaje de la vida cultural del país que encierra la obra sobre Kaiser, Alfonso tejió una llamada de atención en varias vías. Imposible separar partes de lo dicho por Miriam a la reportera –“a ver cómo me va”, dijo en su intervención al tiempo de levantar la vista- con lo que ha venido ocurriendo en este régimen.
“Quizá Kaiser ya no en espera respuesta de nuestra secretaria de cultura, a su carta escrita en agosto de 2020 sobre las no pocas controversias y ominosas aristas del referenciado como el proyecto ‘cultural’ cuatroteísta más importante: Proyecto Chapultepec. Yo sí. Yo sigo esperando los foros prometidos y que puntualmente le respondan a la Mtra. Kaiser y por ende a la ciudadanía”, soltó Miranda.
La respuesta del respetable público fueron sendos aplausos.
Así mero: en este Paso libre el 7 de septiembre de 2020 publicamos dicha carta. Y la pobre y torpe respuesta del director del Complejo Cultural Los Pinos, Homero Fernández (https://pasolibre.grecu.mx/sobre-el-proyecto-chapultepec/) el muy candidateado al INBAL. Como bien señaló Miranda, de las palabras de la secretaria Frausto ni sus luces…
Ya encarrilado, como una manera de refrendar las batallas de la guerrillera Kaiser -como bien la definió el enorme Víctor Sandoval- el director del Soumaya fue más allá.
Por ejemplo, “denunciemos la falta de recursos para nuestros museos; nuestros teatros; nuestras casas de cultura…; subrayemos que el andamiaje institucional que se forjó con rigor, no se desmantele; hagamos memoria de quienes fuimos y en quiénes nos hemos convertido”.
Durante la velada, a espaldas de los protagonistas, una y otra vez giraba el carrusel de fotografías de momentos distintos de la larga y potente vida creativa de Miriam. En una de ellas, Rafael Tovar. Entonces Alfonso lo evocó echando los ojos al cielo y lanzando un beso.
Continuó citando de la maestra la sentencia de que “Los proselitismos no llevan más que a catástrofes humanas”. Entonces, “Atendamos, pues, aquellos proyectos que la maestra trazó y no ha visto consolidar, y entre todas, entre todos, y con el apoyo de las instituciones, sumemos esfuerzos para llevarlos a buen puerto”.
En otra arista, la “Creación de una comisión permanente para el estudio sistemático de obras de arte en nuestros institutos culturales. Abrogar a los que se autoproclaman ‘eruditos certificadores del arte’, y aún más, destruyamos, o al menos demos un golpe bien asestado, a la mafia de falsificadores, para que con análisis multi y transdisciplinarios nos permitan crear conocimiento libre para todos”.
Luego, “Volver eficiente la relación y aminorar la burocracia (sí Miriam, aquí sí burocracia), entre los jurídicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. (Pensar eso en las entrañas sindicales es imposible, pues hasta para las utopías hay sinsentido)”.
Una más que referenció Miranda: “La cultura es tan necesaria como el comer”, con sabiduría sentencia Kaiser. “Pues bien, sus trabajadores también comen. Ante todo, defender pagos justos, en tiempo y forma, pues cito a la maestra: ‘los salarios no conservan relación con la responsabilidad que implica el cuidado del patrimonio y el servicio público que se ofrece’”.
Se caldearon los ánimos, siguieron los aplausos y Alfonso cerró: “Hoy todas, todos, todes, somos gracias a Kaiser aquel ‘Pigmalión revisted’, de quien Eros se apiadó para insuflar de vida a Galatea. La maestra nos ha modelado. Y es que las adopciones de Miriam son amplísimas. Como ella subraya, ‘no sabe decir «no»’, y qué bueno, pues tejió y abrazó un mar de vidas y lazos filiales”.
Sin falsa adoración, dijo, “nosotros, como Miriam a sus superiores, ‘te reconocemos’. De Miriam hemos aprendido a hacer comunidad… comunidades”.
Y sí, citó, “el presente es el mejor tiempo”. “Enhorabuena a Angélica. Enhorabuena, a la Mtra. Miriam Kaiser Waschman. ¡Sumémonos a la guerrilla!”
Sin sobresalto y con buena mano, Romero-Lacanda agradeció la intervención de Miranda.
Con el libro en la mano, salimos envueltos en una gran alegría. Cada uno de los kaiserianos honramos el legado hasta ahora inscrito por Miriam. A sus 87 años, dejó en claro que no dejará de trabajar.
Desde esa, su casa, el Palacio de Bellas Artes, que palmo a palmo conocieron los suyos, quedó en firme que muchos acontecimientos vienen de décadas pasadas que no son cenizas; son rieles por los que circulan el arte del país, el poder del partido Morena, la misma Secretaría de Cultura y no pocos de sus personeros.