Ni los amigos del INEGI, ni los premios Nobel de economía, ni la nobleza de la UNESCO, ni nadie que se les parezca tienen la respuesta. La pregunta plantea un absurdo, elimina un mito genial, nos acorrala. Será que un día alguien o algo publique del cabo al rabo del orbe lo que los inegistas logran al reunir la noticia de 19 PIB de la cultura en igual número de naciones.
Países de allá y acullá: al menos de esta manera vemos un mapa donde el sector cultural es nombrado a partir de su medición. Otra posible respuesta a la pregunta que engalana la catorceava gráfica del magnífico serial que viene apareciendo en este Paso libre sería “hasta ver no creer”.
Dirán mis contradictores que la UNESCO y alguna otra instancia internacional, han sacado las cuentas culturales de todas las naciones. Hay afamados reportes al respecto y un negocio de turismo académico que lo respalda. Entonces si la lista existe ¿por qué el INEGI no la hace suya para decorar este mapamundi?
Segunda cuestión con intento de respuesta: no lo ha hecho ya que los organismos de cuentas nacionales en cada patria de la Tierra se deben atener a una metodología para nombrar el PIB cultural. De hecho, las instancias señaladas se alimentan de esos sistemas estadísticos para lograr sus propósitos al contentillo.
Es decir, abrevan de diversas fuentes de la autoridad en el ramo para entregar su ranking que, por lo general, enuncian como la aportación de las industrias creativas a la economía. ¿Es lo mismo el sector cultural, el PIB cultural y las industrias creativas? Tercera respuesta sin poder ir más a fondo: no.
Si el INEGI puede captar 19 PIB de la cultura ¿es que no hay más de esa especie a su mano o no le alcanza la morralla presupuestal para encontrar los 176 de los países restantes del planeta que habitamos? Cuarta respuesta: ni idea, nunca se los he preguntado. Prometo hacerlo.
Sin más preguntas dejemos lo que a la vista manda: el ganador es Estados Unidos. Y en la cola, ese extraño 0.6% de Uruguay. Quizá podamos dialogar un poco imaginando lo que sucede en Australia, Holanda, Portugal o Ecuador, intentando explicar por qué esos números. Igual tienen ahí las ligas a las fuentes, si se quieren atrever…
Y más envalentonados, hasta cantar una ranchera de orgullo ¡que viva el PIB cultural mexicano!