Escenarios cantados donde hablar de alternativas es jugar al berengo, salvo se crea en los milagros, al fin sustancialmente guadalupanos, puede que sucedan. Quién diría que en el México profundo el presidencialismo nunca dejará de ser un festín.
En las venas circula el tlatoani, con flujo renovado, con la originalidad que ha quedado probada no necesita de más, para qué mis valedores. Ahí andan sueltísimas las corcholatas, tapados, destapados, caballos negros y personajes extras del tinglado que es el juego sucesorio.
Sin pudor y sabedores de que las novedades serán escasas en cualquier campaña, el conjunto de suspirantes mandan señales sin querer queriendo al medio cultural y científico. Desde ahora se puede fijar el corto abanico de posiciones, en el cual lo inercial será el lema del cambio presidencial.
Pobre sector cultural: tan lejos de ser un pilar del desarrollo y permanentemente inmerso en la precariedad como sello distintivo.
Las encuestas dan patente de corso a todo lo esperado. Vea usted si no en lo que refiere a los tanteos sobre la ronda presidencial mostrados en El Universal (26/5/22).
Para el conjunto de subrayados, debemos partir de la percepción bastante aceptada, sin estudio estadístico de por medio, de que gran parte de la comunidad cultural y científica no es vista con buenos ojos por los cuatroteros.
Por ello, el grupo calificado como conservador devuelve la mirada de desaprobación al titular del cuatroteismo. En la refriega de pagados y correspondidos, todo indica que hay más vencidos, tanto como perdedores. El conjunto ve entonces con ilusión justiciera, la llegada a las urnas en las elecciones de 2024.
El asunto es que del menú que podría estar dispuesto en la boleta del INE (o de lo que quede del instituto en esas fechas), no hay muchos platillos gourmet de donde escoger.
Si le hacemos riguroso caso a la citada encuesta, o te tomas una Claudia Sheinbaum o te bebes un Marcelo Ebrard.
No es cosa de sabios que de elegirse a la primera mujer en Palacio Nacional, la receta y la medicina para el sector cultural no solo será la misma; llegaría reetiquetada y con dosis doblada.
Mientras que, por sus ADN’s y demás nutrientes del pasado príspero-centro democrático-perredista con morenazo amén de neoliberal pertrechado, el caballero de raíces francesas, se cree que podría representar una oportunidad de revertir medidas para recuperar algo del territorio perdido.
Malo por conocido, bueno por conocer.
Y es que en el tutti frutti que la partidocracia tiene para el 2024, la comunidad cultural y científica la tiene amarga. Nadie atreve a que votando por el también tabasqueño Adán Augusto le vendría mejor que con los otros dos de su especie. A juzgar por el desastre cultural de su estado, nel mi coronel.
Tampoco casi nadie aventura a una bonanza si se conduce la cargada ya sea al héroe en ciernes Luis Donaldo Colosio, al hijo de tigres no tan pintitos Alfredo del Mazo, al retoño llamado Enrique de la Madrid, a la ida y repuesta Margarita Zavala, al camarada Ricky Anaya, al mallugado Santiago Creel.
Así mero: sume a quien guste y mande en virtud de que, a como van las cosas, la lista de presidenciables se seguirá abultando en encuestas o sin ellas, con frentes, de perfil o sin ellos.
El porvenir sucesorio se advierte para hacerse bolas con una pelota, a jugar con un dado marcado. A pesar de ello los rituales de campaña se repetirán como cada sexenio: los de la cultura y la ciencia encenderán sus velitas a quien mejor cante la tonada que quieren escuchar.