Me he resistido a las versiones electrónicas. A cualquier cambio de mi hábito. Décadas de ir cada temporada navideña, a elegir la agenda del año por llegar. Normalmente eran dos; una de bolsillo y otra de mano, tamaño carta, a veces esquela. En ambas la misma información; cierto, variaba en ocasiones. Me he acomodado con una sola de unos años para acá. Uso lápiz y goma. Así es como llevo el registro de los días, las semanas y los meses. Como es normal, el coronavirus ha borrado los compromisos. Salvo las fechas de pago de la renta, la tarjeta de crédito, los servicios, algún onomástico, pendientillos que más vale anotarlos, las casillas van limpias, como blanqueada de béisbol. (Eduardo Cruz Vázquez).