La lectura del libro colectivo Danza. Trabajo, creación y precariedad, bajo la edición de Haydé Lachino y Lúcia Matos (Cultura UNAM, 2022), me dejó desolado. Con una grave angustia que, sin dejar de reconocer el heroísmo que contienen los relatos ahí reunidos, se topa contra un muro infranqueable.
Es el enorme obstáculo que enfrenta, desde hace tanto tiempo, la realidad narrada desde diversos puntos de Latinoamérica. Por ello también me sentí en un laberinto. No le encontraba salida convincente al intento de reseña de la obra.
Y, sobre todo, carente el compendio editado por la UNAM de cifras, datos duros, estadísticas y todo ese bloque que da sentido a las actividades del sector cultural, en ellas el “complejo” que representa la danza, la ruta de escape fue más tortuosa. Al responder de alguna manera a lo que vive México, no tengo duda de que la disciplina tiene cualidad de enfermo delicado.
Danza. Trabajo, creación y precariedad es presentado por Evoé Sotelo, la directora de Danza de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM. El lector podrá convencerse como yo, de que en sus palabras queda a deber. Le faltó la agudeza que, a veces sin pudor alguno, les sobró a sus compañeros de páginas.
El volumen se integra de seis ensayos, por unos “Diálogos críticos” y por el testimonio del bailarín y coreógrafo portugués João Fiadeiro alrededor del Atelier RE.AL. Lo que de ahí se desprende supera la capacidad de un reseñista y debería ser motivo de muy variadas discusiones públicas y, sobre todo, de soluciones.
De cueros y correas
De lo escrito por Evoé Sotelo, me permito extraer el siguiente párrafo: “La realización de este proyecto editorial es un compromiso y un acto de responsabilidad ya que consideramos que los cambios que se requieren con urgencia en el ámbito de las políticas culturales tanto públicas como privadas en México y en todo el territorio iberoamericano se construyen a partir de la comunicación profunda, crítica y vinculada entre los actores de este universo socio-cultural”.
Cierto lo que dice Sotelo, pero también, al tener acceso al original de la obra antes de su edición, pudo abonar al entorno mexicano y particularmente sobre el rol de la universidad. Como podría haber compartido algunas respuestas que las editoras plantean en su intervención.
Son las preguntas que Lachino y Matos entregaron a los autores: “¿Cómo ha afectado el neoliberalismo sus prácticas en la danza y en el performance, en términos creativos, económicos y laborales? ¿De qué manera los diversos sectores de la danza en la región enfrentan la situación laboral? ¿Qué impactos se generan en las formas de hacer danza debido a la situación laboral y la precariedad? ¿Cómo se constituye el trabajo inmaterial en el campo de la danza y qué nuevos modos de relaciones laborales pueden tejerse en la coyuntura actual? ¿En qué medida la precariedad puede ser una potencia para la búsqueda estética?”.
Quienes tomen en sus manos Danza. Trabajo, creación y precariedad valorarán, a su vez, los propósitos: “En primer, lugar intenta ser una muestra de cómo se piensa y conceptualiza la relación trabajo-danza en una parte de la región de Iberoamérica. En segundo lugar, ofrece un horizonte general de la situación de las y los artistas de la danza en cuanto a sus derechos laborales, su relación con las políticas públicas y las consecuencias de éstas en la precarización del sector”.
A ello, agregan Lachino y Matos, “se suma el análisis de las formas que han encontrado los agentes de la danza en esta región para construir espacios de fuga que les permitan el hacer su trabajo, en donde la precariedad deviene impulso para encontrar formas estéticas que escapan a la apropiación, por parte del capital, de los imaginarios y del hacer”.
Vaya que llené de subrayados las páginas. Resulta difícil la elección que oriente al lector y den fe de la delicada situación de bailarines, coreógrafos y compañías de los países abordados. Debo entonces elegir y va lo que mejor se acomodó a estos intereses.
El primer trabajo es de Juan Ignacio Vallejos, de Argentina, bajo el título “Precariedad, precarium y desposesión del cuerpo danzante”.
Dueño de una escritura sofisticada, es notable por brindar un escenario teórico de enorme solidez y no pocas veces de difícil comprensión. Destaco la siguiente cita: “Esta es una estrategia posible para salir del precarium de la danza contemporánea, negando la deuda que establece. Siempre estamos performando un cuerpo precario, precario en diferentes niveles, precario por la forma en que se lo historizó, precario por sus condiciones laborales, precario por la colonialidad del canon, precario por su íntima conexión con la fragilidad de la existencia. La estrategia para intentar subvertir esa precariedad quizás sea explorar formas de agenciamiento que nos conduzcan a una desposesión”.
Puestas esas bases, paso a Matias Santiago Oliveira Luz Júnior, de Brasil, cuya aportación a Danza. Trabajo, creación y precariedad lleva el título “Sambando en la tormenta: el trabajo en la danza brasileña y la metamorfosis de la emergencia”.
A su decir “con toda convicción: la danza da trabajo; pero, ¿la danza es trabajo? (…) Los innumerables modos de actuar y el grado de acceso a las políticas culturales marcan el compás sincopado de estos artistas en la supervivencia de sus haceres”.
Al ritmo de la “fast-cult” (cultura rápida) según definición de Matos L. (2014), “Esta lógica implementada en la mayoría de las iniciativas públicas de cultura, regidas en su mayoría por convocatorias de apoyo a proyectos de corto plazo, marcan la discontinuidad del trabajo en la danza. Ya sea en el ámbito de las compañías oficiales o en los grupos independientes, la falta de un presupuesto necesario para la subsistencia de sus trabajadores y de la producción artística, termina por consolidar la situación incierta del trabajo”.
A lo largo de este viaje a costa de la danza, naturalmente que los pasajeros comparten la similitud de situaciones. Al seguir a Oliveira Luz, “A veces, estas instituciones (públicas) caen en el olvido de sus gobiernos, con reducciones o cortes presupuestales, generando una precariedad que ronda la parálisis de su quehacer”.
La falta de cifras no inhibe un criterio en lo general. Sin excepción en los casos aquí relatados, los pesos y centavos que cobijan a la danza son tan bajos, que además de la precariedad, generan una disputa propia de los despojos. Una carnicería por ganar los fondos que existen. Pasemos a la siguiente entrega, https://pasolibre.grecu.mx/el-drama-llamado-danza-y-2/